Un
hombre oraba:
“Dios, dame el poder para cambiar el mundo” y vio con decepción
que pasaba el tiempo y no lo lograba.
Cambió su oración: “Señor, dame el
talento de cambiar a mi país”, y casi nada logró, volvió a modificar su
plegaria: “Todopoderoso, dame la capacidad de cambiar aunque sea a mi pueblo”,
y el resultado fue similar a las anteriores plegarias.
Insistió una vez más:
“Padre mío, dame el talento de cambiar aunque sea solamente a mi familia”.
Pasaron los años y su frustración se sumó a las anteriores.
Finalmente
comprendió la verdad y desde entonces su plegaria ha sido: “Señor, dame la
sabiduría de cambiar yo mismo, sé que si lo logro, cambiará mi familia, mi
pueblo, mi nación y el mundo entero”, y a partir de ese momento su mundo cambió
y encontró el camino de la realización.
"Aquellos que están tan locos como para pensar que pueden cambiar el mundo, son aquellos que lo hacen" |
p/ Miguel Ángel Cornejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario